El Peine del Viento

Conjunto escultórico en San Sebastián
Lugar de interés creado por: Sara Valor
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Fotografías de El Peine del Viento

Tipo de lugar de interés: Conjunto escultórico

Sara Valor

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Rango de

Mochilera

Profesional de turismo

Lugar de interés publicado: 23/04/2021

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Descripción

Eduardo Chillida nace en San Sebastián, en 1924. A los 19 años decide empezar a cursar arquitectura en Madrid y complementar sus estudios con su afición al fútbol, llegando a ser portero de la Real Sociedad. Esto último le duró poco, porque una lesión le obligó a retirarse. Se casó y tuvo 8 hijos.

Su carrera profesional se basó, principalmente, en el dibujo y la escultura. Sus primeras obras en terracota y yeso no le convencieron. Cuando se hubo trasladado al País Vasco, comprendió que su arte podía evolucionar. En 1952 comienza la creación de una serie de esculturas, cuya primera obra, “Estudio Peine del Viento I” será la más esquemática, usando chapa de hierro como material.

La evolución de esta serie de esculturas se nota, precisamente, en las formas y el material con el que experimenta. El acero, la plata, la madera y el granito serán protagonistas en cada una de ellas. Pero, si hay una escultura que representa a Eduardo Chillida, esa es El peine del viento, que fue la décimo quinta de esta serie.

“Es un espacio sagrado que conecta al hombre consigo mismo y con el cosmos, un lugar de encuentros entre el ser humano y la naturaleza”

El Peine del Viento se sitúa justo al final de la playa de Ondarreta, en Donostia. Está enclavado en un conjunto rocoso a los pies del monte Igueldo, uno de los lugares más especiales para el autor. Para los donostiarras es un lugar de encuentro y reflexión.

Según Luis Chillida, hijo del escultor, se le denomina “Peine del viento” porque su padre quería que el viento del noroeste, el que viene de Galicia, entrara peinando la ciudad.

Esta obra es un conjunto escultórico formado por terrazas de granito de color rosa y tres piezas de acero aferradas a las rocas en forma de garras, como si salieran de ellas de forma natural y quisieran atrapar el viento. Cada una de las tres esculturas pesa 10 toneladas y mide unos dos metros tanto de ancho como de largo.

El encargado de diseñar el entorno del Peine del Viento fue Luis Peña Ganchegui, que trabajó en la creación de una plaza, con un sistema de tubos que hace que el aire, cuando es impulsado por las olas, salga a la superficie a través de ellos, emitiendo sonidos de lo más peculiares. Si el día está complicado y hay gran oleaje, el sonido vendrá acompañado de agua pulverizada, mostrando todo un espectáculo.

La fundición Patricio Etcheberría fabricó, por orden de Chillida, tres piezas similares, pero no iguales, en acero Cor-ten, un material que resiste el paso del tiempo y la erosión del agua y el viento. Están formadas por cuatro barras gruesas cuadradas que se retuercen emergiendo de un tronco común adherido a la roca. Estas rocas están reforzadas por pernos y anclajes totalmente ocultos que facilitan el agarre, de tal forma que aguantan el peso de las esculturas.

“Mi escultura es la solución de una ecuación que, en lugar de números, tiene elementos: el mar, el viento, los acantilados, el horizonte y la luz. Las formas de acero se mezclan con las fuerzas de la naturaleza, dialogan con ellas, son preguntas y afirmaciones”.

El Peine del Viento es el orgullo de los donostiarras y una de las obras más destacadas de Chillida. Cuando este falleció, el paseo pasó a llamarse Paseo de Eduardo Chillida.

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