Cuando llegamos a un pueblo tan pequeño como Castroverde, algunos enseguida preguntan qué se puede hacer, otros lo tienen todo planificado. Aunque siempre puede haber algún rato para conocer lo más próximo:

Castroverde ofrece una visita cultural variada, empezando por el arco de Santa Clara, sus casas de piedra de sillería con escudos, la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, la antigua escuela de primaria mixta. Y el puente viejo.

El recorrido son apenas 2 km, pasear por las calles y pedir la llave a Asun para ver la iglesia de estilo neoclásico y las tallas de Santa Bárbara y San Basilio, los patrones del pueblo, así como la de San Isidro, patrón de los agricultores, al que sacar a bendecir el campo el 15 de mayo, los mozos.

Cambia mucho el número de personas con quien te encuentras los días de verano u otoño como en cualquier pueblo pequeño. En verano, porque muchas familias pasan las vacaciones y los niños salen a jugar a la plaza y al trinquete y además el primer fin de semana de agosto es la fiesta de la Cosecha, con muchas actividades de día tanto para niños como para adultos, gymkana, carreras, piezos, campeonato de cartas, campeonato de frontón, tiro al plato. Por la noche las verbenas y los disfraces. En otoño, sobre todo en época de vendimia, hay un trajín de idas y venidas a la bodega con la uva, a pisarla y a hacer el mosto. A mi, particularmente, el paisaje de ese momento, me encanta, muchos tonos de verdes, amarillos, todavía días de luz.

En invierno, todo es más familiar y de recogida, un fuego en la chimenea, unos juegos de mesa, ...

Puedes cambiar de planes, y vivir la experiencia de la matanza del cerdo en diciembre, probar las migas de morcilla, las jijas, y si quieres colaborar y mancharte un poco, puedes ayudar, serás bienvenido/a, hay que ganarse el almuerzo!!!!!

Y en primavera, explosión de verdor, qué maravilla!!!! Me encanta pasear, salir de la ciudad para reencontrarme con la naturaleza, experimentar olores, colores vivos,...