Hace mucho, mucho tiempo que el Lago de Banyoles (l’Estany) está habitado por un monstruo que, curiosamente, se parece mucho al Monstruo del Lago Ness. O, al menos, es lo que cuenta la leyenda que data del siglo VII. En ella se relata cómo un dragón acuático de gran tamaño, cubierto de escamas y puntiagudas púas, vivía en una cueva a orillas del lago. Según contaban, el dragón acababa con la vida de toda persona o animal que osara a acercarse al lago. Pero la situación preocupó aún más cuando la gente empezó a desaparecer en mitad de la noche, pero cuando se encontraban dentro de los muros de la ciudad. No dudaron de que el responsable era el terrorífico dragón. Cuando Carlomagno se enteró, envió soldados al lago para que acabaran con la bestia, pero todos perecieron en la intentona. Ante tal sangría, el famoso conquistador fue en busca del dragón para enfrentarse a él. En este punto las crónicas coinciden en que hubo lucha, pero unas apuntan a que el vencedor fue Carlomagno (sin acabar con la vida del extraño animal) y, las otras afirman que fue el dragón el que venció, dejando a Carlomagno malherido.

Fuera como fuese, las desapariciones se seguían sucediendo, por lo que el Emperador llamó a San Emeterio, un monje francés que convirtió al monstruo en un pacífico animalito. Obrado el milagro, el monje fundó el Monasterio de Bañolas.

Pero esto, es solo una leyenda, lo realmente cierto es que el Lago de Banyoles existe y se encuentra en la provincia de Girona. Es el lago más grande de Cataluña y se creó hace más de 250.000 años gracias a los movimientos tectónicos que formaron Los Pirineos. Los manantiales subterráneos lo alimentan todo el año. Tiene una longitud de poco más de 2 kilómetros de largo.

En el Lago de Banyoles se pueden realizar varias actividades, como por ejemplo el senderismo. Una ruta que suele ser muy popular es la que se realiza rodeando el lago. Es circular, de unos 7 kilómetros y de hora y media de duración, aproximadamente. Es ideal para ir con niños porque no reviste dificultad y se puede hacer tanto a pie como en bicicleta. Lo interesante de este recorrido es disfrutar de los rincones que esconde este camino.

Uno estos rincones son las llamadas pesqueras, unas pequeñas edificaciones construidas entre los siglos XIX y XX que servían para almacenar los aperos de pesca y las barcas de sus propietarios, además de zona de cambio para el baño. Pertenecían a familias acomodadas. Algunas hasta se convirtieron en vivienda. Hoy quedan unas 20 y todas, salvo una en la que se instaló la Oficina de Turismo (inicio de la ruta), son privadas.

Siguiendo el camino que marca la ruta circular, el siguiente punto de interés es Els Desmais, una frondosa arboleda de sauces llorones que están acompañados de dos fuentes: la Font de la Filosa y la Font del Ferro.

Alrededor del Lago de Banyoles no es raro encontrar pequeñas lagunas. La más grande es El Vilar que también está acompañada de una fuente con el mismo nombre. Más adelante, una zona de lagunas más pequeñas llamado el Estanyol Nou, deja ver tres: la más reciente, formada en 1978; la que adquiere un color rojizo por las bacterias que viven en ella; y un manantial. A mitad de camino, más o menos, en la Laguna de los Amaradors se pueden observar varias especies de aves, peces y anfibios.

La Iglesia de Santa María de Porqueres es otro de los puntos interesantes de la ruta del Lago de Banyoles. Se trata de una iglesia de estilo románico que, a pesar de que data del siglo XII, ha tenido pocas y pequeñas reformas, pero su estado de conservación es muy bueno. Tanto es así que se puede visitar por dentro. Fue declarada Monumento Nacional en 1931.

Destacar también el Parque de la Draga, abierto al público en 1992, cuando se celebraron los Juegos Olímpicos y Banyoles fue la subsede olímpica de remo. Es el único lugar del Lago de Banyoles donde se puede hacer picnic.

En 1990, como consecuencia de labores de ajardinamiento de la zona de la Draga, se descubrieron los restos de un poblado de la época del Neolítico. Este yacimiento estaba en buen estado de conservación, lo que ha permitido recuperar utensilios de madera (algo poco común), hueso, cerámica, piedra y saber cómo vivían en aquella época. Se han reconstruido cabañas copiando el modelo de las antiguas y se pueden hacer visitas guiadas para conocer todo lo que rodea a esta cultura neolítica. Todo ello en el Parque Neolítico de la Draga, que se encuentra al lado del Lago de Banyones pero sin invadir los lugares donde se ha excavado y encontrado el yacimiento.

En el Lago de Banyoles también se puede navegar y practicar deportes como el remo, piragüismo, natación o la pesca deportiva. Pero el agua de este lago no está solo para hacer deporte o intentar divisar al legendario dragón submarino, también está la opción del baño. Aunque no está permitido bañarse en todas las zonas porque se trata de un espacio protegido, sí tiene algunas señalizadas para tal fin, como son: la casita de madera, el Club de Natación de Banyoles y Banys Vells, un bar con terraza justo frente a la última zona de baño permitida.

En 1998, el barco de recreo L’Oca, que llevaba a bordo a unas 140 personas, cuando el límite de aforo era de 80, se hundió en el lago. Murieron 21 franceses jubilados y 16 resultaron heridos. Esta tragedia provocó que la leyenda del dragón resurgiera, creyéndole culpable del desgraciado suceso. Ya son pocos los que creen que el monstruo pueda vivir en las aguas dulces de este paraje.

Visitar el Lago del Banyoles es ideal si lo haces en familia, si te apetece practicar un deporte o si, simplemente quieres darte un chapuzón para refrescarte un caluroso día. Solo hay que ponerse el bañador, ropa y calzado cómodos y tener los cinco sentidos totalmente a disposición de este maravilloso enclave.