Descripción
El cortijo de 1737, rodeado de viñedos, ha sido restaurado manteniendo el encanto de 250 años, pero con las comodidades de hoy; calefacción por suelo radiante, cocina moderna y piscina desbordante en un porche con vistas a los viñedos. Tiene 9 habitaciones, 3 de ellas con altillo y 5 baños, albergando hasta un máximo de 24 personas.La Viña Santa Petronila, con 17 hectáreas en explotación está situada en el corazón de unas 1.000 hectáreas de viñedos del Jerez Superior. Se han conservado o restaurado elementos arquitectónicos únicos, como dinteles de madera, solería de hidráulicos, arcos de ladrillo y paredes y columnas de piedra que mantienen ese carácter rústico de una Casa mágica para turismo enológico.Los 50 m2 del acogedor salón-comedor, con su chimenea alcanzando los 6 metros del techo nos invitan a la tertulia con una copa de oloroso o a la reflexión en una reunión de amigos o empresa; las ideas fluirán como el mosto en vendimia. La cocina integrada nos anima a disfrutarla mientras departimos con los amigos. Los baños sencillos, con lavabos trianeros pintados a mano con motivos de uvas dan la pincelada artística. Las habitaciones, en piedra, de altos techos y alargadas ventanas, invitan a recogerse pronto.También podemos planificar una excursión para alguno de los días;* A media hora toda la diversidad de la provincia de Cádiz; Bodegas, Sierra, Playa y Monumentos; para recorrerla una hora, para visitarla una semana
* A una hora; Sevilla monumental o la Sierra y playas de Huelva
* A dos horas el resto del mundo; en excursiones de un día podemos visitar Granada, Córdoba, Málaga, el Sur de Portugal o el Norte de Marruecos.Si no queréis pensar, os hacemos un plan "a la carta", en función de vuestros gustos, tiempo y presupuesto. Y no os preocupéis por vuestros hijos, también los tendremos en cuenta; se divertirán y aprenderán.En la "casa de los propietarios" usaremos los cinco sentido; saboreando olores, degustando paisajes, palpando murmullos de campiña, admirando sabores y deleitando sensaciones inimaginables a 4 kilómetros de Jerez, a un salto del resto del mundo.Ver el atardecer con el horizonte al rojo saboreando un buen Jerez, acostarse con el ulular de los búhos, amanecer verdeando la viña con el castañetear de las perdices, salir a pasear; andando, en bici o a caballo, por los caminos de viñedos, viendo aparecer y desaparecer blanquecinas y centenarias casas-viñas y siendo molestados apenas por los conejos que se cruzan por los caminos de albarizas, es algo difícilmente repetible en otro lugar del planeta que no sea en este Marco de Jerez; Ven a vivirlo, ven a beberlo.