Fotografías de Castillo de Tudela

Tipo de lugar de interés: Castillo medieval

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Profesional de turismo

Lugar de interés publicado: 03/11/2021

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Descripción

Las Ruinas del Castillo de Tudela fueron antaño una fortaleza altomedieval, situada entre las parroquias de Agüería y Santianes, en el concejo de Oviedo.

Los restos, que según la opinión fueron erigidos encima de un primitivo castro prerromano, se ubican sobre un promontorio rocoso llamado “Pico Castiello”. Su edificación está datada en la época romana, que se deduce por la argamasa empleada en su construcción y por los fragmentos de pica y de brazal claveteado encontrados dentro del recinto. Fue reconstruido en el siglo IX, como ocurrió con todas las edificaciones de este tipo en aquel periodo en Asturias. Esta iniciativa fue atribuida a Alfonso III, el Magno, por su vital interés estratégico como defensa del Nalón y, así, guarecer el paso entre Asturias y Castilla, uno de los más importantes.

Fue escenario de algunos de los sucesos más conocidos: en él se hizo fuerte Gonzalo Peláez rompiendo la tregua de dos años que Alfonso VII de León fue forzado a concederle ante la guerra con los almorávides, e incumpliendo la exigencia de entregarle esa misma fortaleza; el rey tuvo que viajar a Asturias y reducir al conde. Durante principios de siglo XIV perteneció al obispo de Oviedo, que se había adueñado de la comarca entorpeciendo el comercio entre Oviedo y los asentamientos y regiones del sur de la capital. En 1316, Rodrigo Álvarez de las Asturias cerró el castillo, con apoyo del Consejo de Oviedo, consiguiendo finalmente neutralizar a los hombres del obispo. Fue demolido en 1383, ordenado por Juan I, junto con otras fortificaciones asturianas.

El Castillo de Tudela, que debe su nombre a la función de tutela que ejercía como protector de la Corte de la monarquía asturiana, conserva hoy parte de lo que fue el triple torreón que lo coronaba. También encontramos restos de la estructura que sirvió de lugar de aposentos y habitaciones para quienes fueron los señores del castillo, dependiendo de la etapa en que lo habitaron. La presencia de los muros que, a pesar del abandono, han conseguido mantenerse en pie exige la buena voluntad del visitante, que ha de hacer el esfuerzo de intuir los restos bajo la gran cantidad de vegetación que lo recubre.

Lo más visible de la fortaleza medieval, contra la que no pudieron los ejércitos, pero sí la hiedra y el abandono de las administraciones, forma parte de uno de los tres torreones que enarboló en la Edad Media. Hoy en día se asemeja más a algún tipo de dedo de unos cinco metros de altura que apunta al cielo demostrando que es capaz de resistir los caprichos del tiempo y del olvido. Mirando entre la maleza de la parte más alta de la fortaleza se pueden comprobar las dimensiones y la potencia de sus muros (restos del siglo XIV y XV hoy tapizados por el terreno). Alrededor de la construcción central todavía se conservan signos de las tres murallas defensivas y otros tantos fosos que se empleaban durante una buena parte de su historia.

Agradecimiento audiovisual: Asturnatura

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