La Ciudad Autónoma de Melilla, cuenta entre sus monumentos con las Cuevas del Conventico, un lugar en el que la naturaleza y la mano del hombre crean un espacio con matices misteriosos e históricos.

Se encuentran situadas junto a la Iglesia de la Concepción, en la muralla de la Cruz, dentro del primer recinto amurallado de la llamada Ciudad Vieja.

Se trata de grutas naturales excavadas por el agua a su paso por las rocas. Los primeros en hacer uso de estas cuevas fueron los fenicios, a los que les siguieron romanos y árabes. A través de su gran entrada, metían sus embarcaciones en la gruta para guarecerse. En el siglo XVIII llegan los españoles y construyen varios niveles sobre el que ya existía, con la finalidad de almacenar víveres.

Melilla, durante siglos, ha sido víctima de continuos asedios. Uno de los más destacables, es el que tuvo lugar entre diciembre de 1774 y marzo de 1775. El sultán de Marruecos decide conquistar Melilla y sitia la ciudad con la ayuda de los británicos y argelinos. La pequeña guarnición que había en la ciudad fue suficiente para defender y llevar a los españoles a la victoria. Durante estos meses de asedio, las Cuevas del Conventico sirvieron de alojamiento para el pueblo.

Estas cuevas han estado sometidas a continuas reformas, ya fuera por la fuerza del mar que rompía sobre los muros del acantilado, por los constantes ataques para conquistar la ciudad, e incluso por el tráfico rodado que lo separaba del techo del último nivel por escasos 30 cm., lo que provocaba caída de cascotes.

Entre 1993 y 1995, se construyó el arco parabólico de la entrada. Tres años después, se rehabilita el segundo nivel y la comunicación con el tercer nivel. Además, se construye la escalinata de piedra adosada a la pared del acantilado, que facilita el acceso por tierra a la playa de Trápana, desde el tercer nivel, y sirve de soporte a la muralla.

Las Cuevas del Conventico están dispuestas en cuatro niveles. El primero de ellos, o el nivel 0, es una gran gruta irregular a nivel del mar de unos 20 metros de diámetro y 25 de altura, cuya base es la playa de Trápana. Antiguamente, como hemos mencionado antes, los barcos accedían a su interior y era allí donde los tripulantes desembarcaban. Sin embargo, con el paso del tiempo, la arena ha ido ocupando la entrada de la gruta, formando una playa.

El siguiente nivel, el más espacioso, estaba destinado a los oficios religiosos y albergaba las imágenes de la iglesia.

El segundo nivel de las Cuevas del Conventico, estaba dividido en pequeñas cuevas donde los soldados excavaron nichos que usaban para descansar durante las contiendas. Era aquí donde, también, se alojaba el pueblo y donde se hacía la vida, pues repisas, alacenas y cocinas daban al lugar un aire hogareño.

El tercer y último nivel, estaba destinado a estancias más austeras, algo más pequeñas y sin ventanas.

Visitar las Cuevas del Conventico es totalmente gratis. Cuenta con visitas guiadas, vídeos multimedia y paneles informativos que explican muy bien cómo se comportaban y vivían los habitantes de Melilla en aquella época.