La Torre del Verger es una atalaya de vigilancia construida en el siglo XVI, concretamente en 1579, ubicada en el kilómetro 88,6 de la carretera Banyalbufar – Estellencs, en plena la Sierra de Tramuntana. También se la conoce comúnmente como El Mirador de las Almas, que según cuenta la leyenda, es un nombre propiciado por algunas desapariciones, suicidios y accidentes acontecidos en la zona.

Su función era la de vigilar la costa de embarcaciones hostiles, emitiendo señales de humo (por el día) y fuego (por la noche) a otras atalayas y puntos clave, con el objetivo de hacer llegar el aviso a tiempo y estar preparados para actuar contra cualquier amenaza. Las intermitencias de las señales de humo / fuego indicaban el número de naves avistadas; si estas eran más de diez, se mantenía la señal por 15 minutos. Estas señales las recibían los vigilantes apostados en las torres de la Pòpia, que a su vez avisaban a los de las torres de Trinidad, y así sucesivamente a lo largo de todo el litoral de la Sierra de Tramuntana.

En primer lugar, para llegar a la atalaya, se cruza una zona de pinares y un puente. Una vez llegamos nos encontramos ella, una torre circular, con casi 5 metros de diámetro y 3 metros de altura que, sobre el acantilado, esta torre ofrece unas preciosas vistas panorámicas de la costa de la Tramuntana, desde la Dragonera hasta el cabo Gros de Sóller; así como unas mágicas puestas de sol … otorgando a este lugar emblemático una de las mejores vistas de Mallorca,

En 1875, cuando la atalaya ya no ejercía sus funciones de vigilancia, fue subastada y comprada, y así mismo restaurada por su nuevo benefactor, apasionado de este emblema de la isla, el cual también adquirió la zona de pinares en la que se encuentra; permitiendo con ello que hoy día podamos ir a verla, recrearse del paseo hasta ella, entrar en la atalaya, subir al piso superior, disfrutar de las maravillosas vistas que ofrece, realizar unas fotografías y videos impresionantes y … aprovechando que estamos ahí, otear el horizonte en busca de algún que otro corsario ¿por qué no?

Fuente audiovisual: Robert Bonsels; Pere Josep Seguí