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Diego García de Paredes, el Sansón Extremeño

¡Hola una semana más zoomviajeros!

Hoy 8 de Septiembre tenemos que celebrar y felicitar el Día de Asturias así como a nuestros paisanos el Día de Extremadura, es por ello que inmortalizamos un nuevo post en honor a estos últimos, y traemos en este día festivo a un gran personaje extremeño, desconocido por muchos, que bien merece protagonizar una épica serie en HBO, Netflix o similar por su gran historia, sus hazañas y la increíble leyenda que se esconde detrás del hombre, conocido por todos como el Sansón Extremeño.

Diego combatió como capitán de infantería en las guerras de Italia, norte de África y Navarra. Reconocido duelista invicto en más de 300 duelos a muerte y lances de honor; capitán de la guardia personal del Papa Alejandro VI; condotiero al servicio del Duque de Urbino y de la familia Colonna; coronel de infantería de los Reyes Católicos bajo el mando del Gran Capitán durante la conquista de Nápoles; cruzado del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros; Maestre de Campo del Emperador Maximiliano I, coronel de la Liga Santa y Caballero de la Espuela Dorada al servicio de Carlos V. Fue el soldado español más famoso de la época, admirado por sus contemporáneos como prototipo del valor, la fuerza y la gloria militar.

¿Os apetece conocer su historia? ¿Queréis saber dónde y cuándo nació? ¿Qué hizo para convertirse en una leyenda y ganarse su apodo? Quedaos conmigo y disfrutad con esta increíble historia.

Diego García de Paredes y Torres, así se llamaba nuestro protagonista.

Nació en 1468 en la localidad de Trujillo, Cáceres. Pese a la época, aprendió a leer y escribir siendo niño, algo bastante inusual, aunque por lo que siempre destacó fue por su gran altura, agilidad y fuerza física, casi diría que desmedida, pues hasta el propio Cervantes relata en el Quijote que el Sansón de Extremadura detuvo una rueda de molino con un solo dedo. Sí, así se las gastaba Diego. Cuentan que una vez, saliendo de misa acompañado de su madre, esta reparó en que no se habían santiguado con el agua bendita de la pila. Quiso volver, pero su hijo le pidió que esperara. Diego regresó al lugar donde se encontraba su madre cargando con la enorme pila que, más tarde, se necesitó de diez hombres para colocarla de nuevo en su lugar.

Pero, más allá de habladurías y cuentos, lo cierto es que Diego García de Paredes se crio entre espadas y entrenamientos, por lo que su preparación física fue intensa y continua. De ahí que llamara la atención su fuerte complexión y musculatura. Tras morir su madre, el Sansón Extremeño decidió viajar a Nápoles e incorporarse al ejército. Aunque no está claro si participó en la Guerra de Granada, como paladín de las tropas de Isabel la Católica, en lo que sí están de acuerdo los historiadores es en que viajó a Roma acompañado de su hermano Álvaro de Paredes para servir al Papa.

Estando Diego practicando el juego de lanzar la barra en los alrededores del Vaticano, un grupo de guardias italianos increpó al español, provocando una trifulca. García de Paredes tan sólo contaba como única arma la barra con la que practicaba, mientras que los italianos atacaron con sus afiladas espadas. Pero no hubo nada que hacer. Diego acabó “matando cinco, hiriendo a diez y dejando a los demás bien maltratados y fuera de combate”. Lo que viene siendo una escabechina. Al enterarse el Papa Alejandro VI, lejos de excomulgarlo o castigarle, le nombró guardaespaldas en su escolta personal.

Siendo capitán de los Borgia participó junto a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, en la recuperación del puerto de Ostia y la toma de Montefiascone, lugar donde aseguran que arrancó de cuajo las argollas del portón de la fortaleza para facilitar la entrada al ejército del Papa. También participó en las contiendas que se produjeron para conquistar Imola y Forlí.

Lo que realmente buscaba Diego eran riquezas, y como las lealtades duraban poco en aquella época, los soldados “se vendían” al mejor postor.

El extremeño no iba a ser menos sabiendo, además que era bueno en lo suyo, así que se convirtió en condotiero y fue haciendo trabajillos aquí y allá, desarrollando su fuerza y agilidad, hasta que aparece de nuevo el Gran Capitán, y reclama sus servicios. Desde entonces, las riquezas y la fama pasaron a un segundo plano y se unió a las tropas españolas.

A finales del año 1500, se produce un enfrentamiento bélico entre otomanos y una coalición de tropas venecianas, españolas y francesas con el fin de recuperar Cefalonia, una isla situada en Grecia que los turcos habían arrebatado a la República de Venecia. Y, precisamente aquí es donde el Sansón Extremeño realizó una de sus grandes hazañas, pues siendo uno de los soldados de primera línea, fue capturado por el bando contrario que lo subió a lo alto de la muralla enganchado a un garfio, una máquina de guerra que los españoles llamaban “lobos”. Qué sorpresa se llevaron sus contrincantes cuando Diego llegó arriba y con su espada los atacó sin amedrentarse. Llegaron varios grupos de refuerzos, pero el trujillano acaba con todos ellos: “parecía que le aumentaba las fuerzas la dificultad”. Solo cuando no pudo más, extenuado por el cansancio y el hambre, y después de 3 días luchando en el interior de la fortaleza, pudieron atraparle y encarcelarlo. Sí, le perdonaron la vida por haber aguantado de forma tan estoica, mostrando un coraje y un aguante nunca antes vistos, aunque lo más importante es que podrían negociar si se diera el caso de perder Cefalonia.

Ay, pobres e inocentes turcos… En cuanto Diego se hubo recuperado, esperó paciente a que sus compañeros comenzaran el asalto final y escapó de su celda. Leyendas populares aseguran que lo hizo a base de fuerza bruta, arrancando las cadenas que lo tenían sujeto y echando abajo la puerta de su prisión, para finalmente acabar con la vida de sus carceleros. Cierto o no, el Sansón Extremeño se reunió con los suyos y juntos atacaron hasta tomar la fortaleza. Fue en este momento cuando comenzó a gestarse la leyenda del Sansón Extremeño o el Hércules español, si los que hablaban eran aliados y enemigos.

Una vez regresó a Sicilia y ante la inactividad de las tropas españolas, se volvió a unir al ejército del Papa y fue nombrado coronel. Participó en las conquistas de Rímini, Fosara, en los Apeninos y Faenza. En todas ellas salieron victoriosos.

En cuanto estalla la segunda guerra de Nápoles, entre Fernando el Católico y Luís XII de Francia, Diego abandona Roma y se une al ejército español a las órdenes, de nuevo, del Gran Capitán. Allá donde va Diego García de Paredes se cubre de gloria, siendo temido por sus enemigos y laureado por sus aliados.

En 1503 luchó en las batallas de Ceriñola y Garellano. Justo ese día, antes de esta última batalla, Diego García de Paredes realizó su hazaña más famosa, la cual se inicia tras un reproche de su apreciado Gran Capitán por una diferencia de opiniones sobre la estrategia de ataque, Diego se enfadó muchísimo y para calmarse se dirigió sólo con su montante a la entrada del puente del río Garellano para enfrentarse a solas contra todo el ejército francés, el cual ante esta oportunidad se abalanzó sin dudarlo a por Diego. Pero el acceso era angosto y sólo podían llegar a él por el puente, y Diego que en ese momento contaba con la furia de un auténtico Berserker vikingo, los iba despachando a medida que iban llegando y generando una auténtica matanza. Los cadáveres se amontonaban por cientos unos encima de otros y nada podían hacer ante la ira y fuerza del español. Fueron a ayudarle algunos refuerzos pero, visto lo visto, tuvieron que retirarse. Por supuesto, el último en hacerlo fue el extremeño cuando se le pasó el enfado. Según los registros y crónicas de la época, se contabilizó la baja de 500 franceses abatidos ese día sobre el puente.

Cuando regresa a España, lo hace como un héroe y recibe de Fernando el Católico el marquesado de Colonnetta (Italia). Pero no así el Gran Capitán, al una serie de difamadores acusan de no ser fiel a su Rey. En este momento se dio lugar un hecho insólito en la corte, y más de un monarca de la talla de Fernando el Católico, y es que cuando estaba en silencio rezando, mientras una serie de nobles esperaban a que este terminase, Diego irrumpe en la estancia e hincando rodilla le dice “Suplico a V.A. deje de rezar y me oiga delante de estos señores, caballeros y capitanes que aquí están y hasta que no acabe mi razonamiento no me interrumpa” … imaginaos por un momento la situación, acababa de interrumpir a nada menos que Fernando el Católico y delante de todo sus nobles … mientras tanto Diego prosigue: “Yo, señor he sido informado que en esta sala están personas que han dicho a V.A. mal del Gran Capitán, en perjuicio de su honra. Yo digo así: que si hubiese persona que afirme o dijere que el Gran Capitán, ha jamás dicho ni hecho, ni le ha pasado por pensamiento hacer cosa en daño a vuestro servicio, que me batiré de mi persona a la suya y si fueren dos o tres, hasta cuatro, me batiré con todos cuatro, o uno a uno tras otro, a fe de Dios de tan mezquina intención contra la misma verdad y desde aquí los desafío, a todos o a cualquiera de ellos” arrojando por último su guante en señal de duelo … imaginaos por un momento … silencio total …  Fernando finalmente respondió “Esperad señor que poco me falta para acabar de rezar lo que soy obligado” y de nuevo se hizo el silencio … ninguno de los nobles se arriesgó a decir nada, ni mucho menos a contradecir a García de Paredes.

Tras un silencio eterno para los allí presentes, cuando el monarca terminó sus oraciones, y poniendo su mano sobre el hombro de Diego, le dijo: “Bien se yo que donde vos estuviéredes y el Gran Capitán, vuestro señor, que tendré yo seguras las espaldas. Tomad vuestro chapeo, pues habéis hecho el deber que los amigos de vuestra calidad suelen hacer”​, tras ello Fernando el Católico, y solo él, porque nadie más se atrevió a tocarlo, entregó a García de Paredes del guante arrojado en señal de desafío.

Cuando este incidente llegó a oídos del Gran Capitán, este selló desde entonces una amistad inquebrantable con él, pues Diego le había defendido públicamente exponiéndose sin titubear incluso a la ira de un rey.

Más tarde, en 1507 le es arrebatado el título de marqués para satisfacer a los nobles. Esto sumado a las injusticias contra los que habían luchado por Fernando, provoca que el Sansón extremeño pierda la fe en el rey y decida embarcarse en nuevas aventuras más rebeldes, esta vez en el mar, convirtiéndose así en corsario, donde practicó durante un tiempo la piratería a lo largo y ancho del Mediterráneo.

En España llega a ser un proscrito y ponen precio a su cabeza, es perseguido pero nunca atrapado, y sus historias como pirata comienzan a ser temidas y famosas, provocando especial preocupación en berberiscos y franceses. Pero a finales de 1508, el cardenal Cisneros y Fernando el Católico quieren continuar con su cruzada por el norte de África y conquistar Orán. Diego García de Paredes recibe el perdón del soberano y participa en la Cruzada de Cisneros en tierras africanas. Al finalizar vuelve a Italia y el Emperador de Alemania se fija en él. Diego empieza a formar parte de las fuerzas Imperiales de Maximiliano I, como Maestre de campo de la infantería española. Participó en la toma de Ponte di Brentaera, el castillo del Este y la fortaleza de Monselices.

En 1510, junto con el ejército español y bajo las órdenes de Pedro Navarro, forma parte de los asedios de Bugía y Trípoli. De vuelta a Italia vuelve junto al Emperador y defiende Verona. El Sansón Extremeño ya era una leyenda viva en toda Europa y es nombrado Coronel de la Liga Santa (coalición formada por los Estado Pontificios, Venecia, España, Suiza el Sacro Imperio Romano Germánico e Inglaterra para luchar contra Francia), al servicio del Papa Julio II. En 1512 luchó en la batalla de Rávena, donde murió su hermano Álvaro. En 1513 lo hizo en la batalla de Vicenza, donde el ejército veneciano pereció.

En 1520 fue coronel de Carlos V y le acompañó por toda Europa, nombrándolo Caballero de la Espuela Dorada, la más alta condecoración en la caballería alemana. Diego sirvió junto al Emperador en Alemania, Flandes, Austria y Hungría.

Como despedida, una última y famosa gesta de Diego García de Paredes, relacionada con el duelo a muerte registrado, el Desafío de Barletta.

Como indicamos al comienzo del post, según la historia que nos ha llegado hasta hoy día de mano de historiadores y contemporáneos, Diego participó y salió victorioso en más de 300 duelos a muerte, ya fuesen reyertas en tabernas, duelos contra oficiales del ejército o duelos concertados ante notario, por lo que podría decirse que era todo un experto en la materia, título que nadie ostentaba, o no al menos con tan dilatada experiencia.

En Septiembre del año 1502 se organizó un torneo entre caballeros, donde participaban 11 caballeros franceses frente a 11 homólogos españoles, los cuales contaban con dos paladines que defendían el honor de sus respectivas patrias. En esos días Diego se encontraba convaleciente y recuperándose de unas heridas de guerra, pero por orden del Gran Capitán fue instado a levantarse de la cama y participar, independientemente de su estado; por lo que Diego sencillamente aceptó el reto y tomó sus armas.

Diego llegó al lugar del enfrentamiento, el cual estaba rodeado de jueces y de un batallón de soldados venecianos, así como un gran número de espectadores que habían asistido al acto.
El paladín de Francia era el célebre caballero Pierre Terraill de Bayard, mientras que el de España … bueno … creo que nuestros astutos lectores ya intuyen bien quién pudo ser 😉

Bien, se pusieron en posición, once contra once, manos a las empuñaduras, temple en la mirada, fuego en el pecho y comienza el épico combate que duraría más de 5 horas hasta que llegó la noche. El bando español acorraló a los 7 franceses que quedaban en pie, los cuales se atrincheraron tras sus caballos muertos, llegados a este punto y ya con la noche encima, los franceses solicitaron detener el duelo, dando a los españoles por “buenos caballeros“. Al bando español le pareció conveniente, ya que igualmente estaban cansados por las horas de disputa, y satisfechos por mantener su honor y reconocimiento del contrario … pero esta idea no sedujo a nuestro héroe, quien sólo consideraba la victoria absoluta y sentenció con la siguiente frase documentada en las Crónicas del Gran Capitán: “de aquel lugar los había de sacar la muerte de los unos o de los otros“. El caballo de Diego estaba gravemente herido, y éste se encontraba además con las manos desnudas, pues la lanza se le había roto y había perdido la espada en la contienda, por lo que haciendo honor a su apodo y para asombro de todos, jueces, espectadores, soldados venecianos, combatientes españoles y, sobre todo, de los rivales franceses, Diego se dirigió a las enormes piedras que delimitaban el campo de duelo y empezó a lanzarlas a los franceses atrincherados, los cuales no tuvieron más remedio que salir del campo.

Aún así, de forma justa o injusta, los jueces deliberaron que había sido un empate técnico, según ellos, por no haber victoria cierta; a los españoles les fue dado el nombre de “valerosos y esforzados“, mientras que a los franceses “hombres de gran constancia” … Nunca sabremos que hubiese pasado si Diego no llega a estar convaleciente ese día.

 

 

Pero no fueron todo batallas y luchas. Diego tuvo dos hijos: Diego García de Paredes, que nació en 1506 y que también se convirtió en un personaje histórico, pero en su caso por participar en la conquista del Nuevo Mundo y fundar la ciudad de Trujillo en Venezuela. Su madre fue una noble trujillana llamada Mencía de Vargas; y Sancho de Paredes, su hijo legítimo, fruto de su matrimonio con María de Sotomayor, que nació en 1518.

Diego García de Paredes, el Sansón Extremeño, luchó durante toda su vida, se enfrentó a ejércitos enteros y viajó por todo el mundo liderando a sus tropas. No hubo arma ni hombre sobre la faz de la tierra que le diese muerte, la cual le llegó un día, de forma casi poética, pues el destino quiso que su final no fuese en una cruenta batalla, o en uno de sus muchos duelos, sino que le sorprendió mientras jugaba con unos niños, al caer de mala postura y por accidente de su caballo, en 1533; sosegado final para un guerrero legendario.

 

¿Quién crees que ganó el duelo del Desafío de Barletta?
¿Conocías la historia del Sansón Extremeño?
¿Has estado alguna vez en Trujillo, la localidad donde nació?

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